“Artículo personal a difundir por la red.”
El azar me llevo un día no muy lejano, a conocer a un hombre, amigo de hoy, de los de última generación, de aspecto serio y distinguido, de los que saben escuchar y enseñan con su palabra, que al tertuliar, transmiten tranquilidad, seriedad y confianza al que escucha, a mi me la transmitía, y a pesar de ser un completo desconocido, de ideas totalmente contrapuestas a las mías, desde el principio sentí que cierta posible amistad, hacía su puesta en escena, incrementándose con cada una de las charlas amenas y distendidas en el anochecer del postpadel, en compañía de algún brebaje de cebada bien frío, con el que intentábamos olvidarnos de la maldita crisis, buscando soluciones y respuestas a tantos y tantos problemas que de repente habían cambiado y truncado la vida de millones de personas. No encontrábamos salida al problema, pero sí, el estímulo suficiente para seguir buscándola, a la espera de un próximo lunes, a la espera de noticias esperanzadoras para tratarlas y debatirlas en una nueva tertulia. Si he de destacar algo de aquellos encuentros, era la forma en que supe ponderar y reprimir la desmesurada vehemencia que me caracteriza, intentando no perjudicar aquella nueva amistad que el azar me ofrecía.
El personaje del que os hablo, mi nuevo amigo, me invitó ayer a la presentación de su novela “GinamonOrange”, que tuvo lugar en el salón Liceo del Círculo de la Amistad de mi ciudad, donde cercano al piano que emitía notas rítmicas y suaves tras ser acariciado por las manos del maestro argentino Julio Mazziotti, mezcladas con eruditas palabras de Carmen Alborch, referidas al escribidor de sueños y al novelista novel, protagonista de esta historia; mis pensamientos volaban al observar embelesado a corta distancia a la musa de mis sueños, recordando que en aquel mismo lugar, un día de San Miguel del año 79, rodeado por los bellos frescos del salón Liceo, escuchando el tema de Lara, con el que me obsequiaban los tunos de mi facultad de medicina, mientras deslizaba mis pies por el suelo bailando el vals de Yuri Zhibago, abrazado a Ella, le hacía entrega de la mitad de mi ser y la otra mitad de mi yo, a la gran pasión y al eterno amor de mi vida. Su nombre es Emilia.
Nuevamente el azar eclosionó e hizo acto de presencia, transportándome a un lugar con tantos bellos recuerdos que al mezclarse con la cara emocionada e ilusionada del novelista, mi amigo, me hicieron pasar un muy grato momento que te agradezco amigo mio, de todo corazón, porque los cocteles de amistad y añoranzas pasadas, son para mi, sin lugar a dudas, una de las mejores combinaciones para estimular nuevas y gratas vivencias en un futuro cercano.
Espero y deseo que cuando pasen muchísimos años y se entrecrucen nuestros caminos con personajes como Ulises, veamos cumplidos nuestros sueños, yo por haber escrito muchos artículos en este blog, intentando transmitir mis experiencias profesionales, y tu, por llevar al hombro una gran mochila repleta de novelas de estilo directo como GinamonOrange, que amenicen, entretengan y muestren tus sueños, anhelos, deseos y esperanzas por conseguir un mundo mejor, con puestas de sol inolvidables, a todo el que las lea.
Gracias Juan Luis, por dedicar parte del tesoro mas preciado, que es el tiempo que nos queda, a entretenernos con tu prosa manuscrita en novelas como GinamonOrange.
Para terminar algo de música, en este caso con el tema de la película “Romeo y Julieta” interpretado al piano por un experimentador y constructor de nuevos sonidos, pianista y compositor volcado en sus nuevas creaciones con un estilo propio y singular: el maestro Julio Mazzotti…………….. los pianos tienen 88 teclas, los pianistas conocen su lenguaje y las utilizan para hablarte de sentimientos.
No olvides nunca que: ” la mejor manera de aprender es enseñar “. Déjame un comentario sobre este artículo y aprenderemos juntos.
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Debido a múltiples confusiones con mis apellidos y marca personal «Pérez Castro», informo de que sólo ejerzo como médico Estomatólogo en nuestra Clínica Odontológica Pérez Castro ® en la zona de El Tablero de Córdoba, no teniendo relación alguna con otras clínicas con apellidos similares.
Pedro Luis Pérez Castro